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martes, 26 de junio de 2012

ANÉCDOTA ...PARA VIVIRLA

ANÉCDOTA...PARA VIVIRLA
¿Qué es el cielo?
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La paradoja:
 cuanto más te das, más recibes
Ocurrió durante un mes de voluntariado en las vacaciones de verano. Cuando llegamos a Nairobi (Kenya) nos preguntábamos cómo nosotros, inexpertos universitarios, podríamos ayudar en aquella África sucia, polvorienta y calurosa. Quizá arreglando tejados..., pero no teníamos experiencia en construcción. Quizá pintando un colegio... pero no sabíamos de pintura. Lo que sí teníamos claro era nuestra intención de darnos totalmente a los demás. Sin embargo, recibiríamos mucho más de lo que logramos dar: tuvimos la suerte de entrar en contacto con el Tercer Mundo, a través de un alojamiento para niños moribundos de las Hermanas de la Caridad en Nairobi.
Sigue la tremenda historia...
Un adelanto del cielo
Todos entramos en aquella casucha, un tugurio sin muebles, con poca luz. Contrastaban las hamacas llenas de niños enfermos y lloriqueando con los limpísimos trajes talares blancos y azules de las Hermanas de la Caridad, que rebosaban alegría. Yo me quedé bloqueado, en mitad de la habitación. Nunca había visto nada así. Mis compañeros universitarios se esparcieron por las estancias, siguiendo a distintas monjas, que requerían su asistencia. Una hermana me preguntó en inglés:
- ¿Has venido a mirar o quieres ayudar?
Sorprendido por tan directa pregunta y en estado de sopor, balbucié:
- A ayudar...
- ¿Ves a ese niño de allí, el del fondo que llora?
Lloraba desconsoladamente, pero sin fuerza.
- Sí, ése? (le dije señalándolo).
- Bien: tómalo con cuidado y tráelo. Lo bautizamos ayer.
Lo noté con una fiebre altísima.
 El niño tendría un par de años.
- Ahora tómalo y dale todo el amor que puedas...
- No entiendo... - me excusé
- Que le des todo el cariño de que seas capaz, a tu manera... -Y me dejó con el niño.
Le canté, lo besé, lo arrullé... dejó de llorar, me sonrió, se durmió...
Al cabo de un rato busqué llorando a la hermana:
-Hermana: no respira...
La monja certificó su muerte:
- Ha muerto en tus brazos... Y tú le has adelantado quince minutos con tu cariño el amor que Dios le va a dar por toda la eternidad.
Entonces entendí tantas cosas: el cielo, el amor de mis padres, el amor de Jesús, los detalles de afecto de mis amigos...: mi viaje a Kenya supuso un antes y un después en mi vida. Ahora sé que todos tenemos "kenyas" a nuestro alrededor para dar amor cada día.
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Esta anédota nos puede hacer pensar,porque muchas veces nos excusamos en... no poder hacer nada!.Cuando leí esta anécdota, me acordé de la BEATA TERESA DE CALCUTA. 
¿Has pensado en hacer compañía a un enfermo de tu barrio, que está solo, cuando son muchos los que se mueren solos...
.incluso en los HOSPITALES?. ¿Cuantos enfermos en los Hospitales y casas de pueblo, que se mueren sin recibir los SACRAMENTOS,  que es la mejor CARICIA DE DIOS,
para que sonrian y encaren sin miedo presentarse ante el Señor, con la paz que se necesita en el alma
 en esos momentos? Tu puedes ser como TERESA DE CALCUTA, como el ESTUDIANTE de NAIROBI (KENIA),
sin tener que desplazarte de lugar, porque cerca, muy cerca de tí, hay alguien al que puedes ayudar, para que sonría, y no tenga miedo, porque así  no estará  solo y sin cariño...
Yo también soy testigo, porque he estado muchas veces
 acompañando a hermanos, vecinos...y te aseguro que se puede sonreir en la enfermedad, si uno sabe cómo se puede aprovechar...Y ahora...te toca a tí, seguir con tu vida...
¡LA ANÉCDOTA... HECHA VIDA!.
Franja. 
Al abrir hoy el correo me envían esta respuesta:
De una cooperante:
Lo mejor que se puede hacer para aprender a valorar lo que tenemos por minimo que sea... a pesar de todo lo que nos quejamos, vivimos en la minima parte del mundo rico.... y es un hecho.... hay que verlo para creerlo... cuando llegas alli piensas ¿pero esto existe de verdad?
 Y otra cosa que es tremendamente cierta, es que es el "trabajo" mas gratificante del mundo. 
Le mado un abrzo D. Javier... 
Muchas gracias
Franja

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