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martes, 20 de noviembre de 2012

El Tren de la Vida .

Blog Católico de Santa María de Baiona, 
nº.765
El Tren de la Vida .
La vida no es más que un viaje por tren: 
repleto de embarques y desembarques, 
salpicado de accidentes, sorpresas agradables,
en algunos embarques, y ...profundas tristezas en otros. 
Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas
personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en
este viaje: nuestros padres.
Lamentablemente la verdad es otra. 
Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos
de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable.
No obstante, esto no impide a que se suban
otras personas que nos serán muy especiales. 
Llegan nuestros hermanos, nuestros amigos y nuestros
maravillosos amores. 
De las personas que toman este tren, 
habrá los que lo hagan como un simple paseo, 
otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje, 
y habrá otros que, circulando por el tren, estarán siempre 
listos en ayudar a quien lo necesite. 
Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente;
otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta
que desocuparon el asiento.
Es curioso constatar  que algunos pasajeros, 
quienes nos son más queridos, se acomodan en vagones
distintos al nuestro
Por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto  separados de ellos. 

Desde luego, no se nos impide que durante el viaje, 
recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos...
 
pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su
lado, pues habrá otra persona ocupando el asiento. 
No importa;  el viaje se hace de este modo;
lleno de desafíos, sueños,fantasías,  esperas y despedidas... 
pero jamás regresos. 
Entonces, hagamos este viaje de
la mejor manera posible.
Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros,
buscando en cada uno,  lo que tengan de mejor. 
Recordemos siempre que en algún momento del trayecto,
ellos podrán titubear y probablemente precisaremos
entenderlos, ya que nosotros también muchas veces titubearemos, 
y habrá alguien que nos comprenda. 
El gran misterio, al fin,  es que no sabremos jamás 
en qué estación bajaremos,  mucho menos dónde bajarán
nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en
el asiento de al lado.
Me quedo pensando si cuando
baje del tren, sentiré nostalgia...
Creo que sí. 
Separarme de algunos amigos de los que me hice en el viaje
será doloroso.  Dejar que mis hijos sigan solitos,
será muy triste. 
Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, 
llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de
verlos llegar con un equipaje  que no tenían cuando embarcaron. 
Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con
que el equipaje creciera y se  hiciera valioso.
Amigos, hagamos que nuestra estadía en este tren sea tranquila, 
que haya valido la pena. 
Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, 
nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que 
en el viaje permanezcan. 
Dios mío, te pido que así  sea !
Confeccionado por
 Franja.
Y espero que os haya gustado y los paséis a vuestros amigos,
que caminan con vosotros/ nosotros en el tren de la vida.
Les animará a esperar la bajada en la próxima estación
 o en la siguiente.


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