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viernes, 22 de febrero de 2013

La Confesión nº 2

Santa Maria de Baiona diócesis tuy- vigo blogspot.com
Estamos en el TIEMPO LITÚRGICO DE LA CUARESMA, y es el tiempo apropiado para recibir los sacramentos de la CONFESIÓN Y DE LA EUCARISTÍA.  
Es la Confesión en estos tiempos, por la falta de formación cristiana, un sacramento en muy baja consideración. Por esa razón se está abandonando la práctica de recibirla y como vemos que los fieles acuden en masa a comulgar-¿sin las debidas disposiciones?- es necesario recordar que es un mandato de Jesucristo, y un mandamiento de la Iglesia, que nace del sacrificio de la Cruz y de las palabras de Cristo a los Apóstoles: A quien les perdonéis los pecados...les quedan perdonados. A quienes se los retengáis...les quedan retenidos. 
Y este es el camino reglamentario para llegar al perdón,  aunque Dios Nuestro Señor sea capaz de perdonarnos antes de llegar al tribunal de la penitencia, si hacemos un acto de contrición bien hecho., pero con la condición de hacer lo que Él nos manda. Si no vamos a la confesión es como si nosotros le pusiésemos condiciones a Dios. ¡Hasta eso podemos llegar!!!
Propuesta: Un inflación de comuniones, de las que tendremos que dar cuenta, o por lo menos de comuniones sin fruto por la rutina, es la razón por la cual pongo en el blog el siguiente trabajo sobre la
LA CONFESIÓN
11:49  Catequesis  No comments   Por:  R.P.  A. OFRAY, S.E.M.V.
   “Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia en favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia, ante todo para los que, después del Bautismo, hayan caído en el pecado grave y así hayan perdido la gracia bautismal y lesionado la comunión eclesial.  El sacramento de la Penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad de convertirse y de recuperar la gracia de la justificación.” 1  
1.  ¿QUÉ ES LA CONFESIÓN? 
          Es el sacramento mediante el cual se nos perdonan todos los pecados cometidos después del Bautismo, y además, recibimos la gracia santificante, o aumento de la misma.2 
         También se le denomina sacramento de la penitencia, sacramento de la reconciliación, sacramento de la confesión o sacramento del perdón.3
2. ¿QUÉ EFICACIA TIENE EN LA SANTIDAD Y PERFECCIÓN CRISTIANA?
         La Confesión, o Penitencia posee una eficacia excepcional en vista al aumento de la gracia santificante que efectúa en nosotros: desarraigo del pecado, y la adición de nuevas fuerzas sobrenaturales para la batalla espiritual contra los enemigos del alma.
3. ¿QUÉ DISPOSICIONES SON NECESARIAS PARA RECIBIR ESTE SACRAMENTO CON FRUTO?
              Son muy importantes las aptitudes interiores del alma para dejar que este sacramento proporcione toda su eficacia santificadora y sanadora. 
       Las primeras disposiciones son las generales, necesarias para recibir cualquier sacramento.  Estas son:
• Un espíritu de fe en la misericordia infinita de Dios, que se ha de manifestar a través del sacerdote confesor.
• Una esperanza máxima, pues de esa misericordia infinita de Dios confiamos en recibir su perdón.5
• Caridad, intenso amor de Dios, que arranque de nuestro corazón humildes actos de arrepentimiento, y desarraigue de nuestra alma todo afecto desordenado. 
4. ¿QUÉ OTRAS DISPOSICIONES SON NECESARIAS?
      a.  La contrición o dolor de corazón: Es un dolor espiritual, de arrepentimiento y compunción por haber ofendido a un Dios tan bueno y santo.  Es aborrecer el pecado con la determinación de no volver a pecar.  La contrición perfecta es aquella que nace del amor de Dios, cuando nos dolemos de haber ofendido a un Dios tan amoroso y santo.  Esta contrición borra todos los pecados veniales y mortales.6 
            La contrición imperfecta es la llamada atrición, que es un arrepentimiento no tanto por haber ofendido a Dios, sino por temor a las penas del pecado, como podría ser la condenación eterna.  Tal actitud no perdona las faltas graves, pero dispone a recibir su perdón en la Confesión. 
            Es de recordar que con una intensísima contrición se alcanza no solamente el perdón de todas las culpas, sino además, un aumento importante de la gracia santificante, necesaria para avanzar en el camino de santidad.
          b.  La confesión de los pecados: Es el acto y momento en el que el pecador confiesa a Dios, ante el sacerdote, su culpa, arrepentido de todo corazón. Hay que decir todos los pecados recordados después de un diligente y atento examen de conciencia.  Es importante saber lo recomendable que es confesar también los pecados veniales, aunque de suyo, no sea estrictamente necesario.  He aquí algunas condiciones eficaces para la confesión: 
            •  Humildad: Es el primer signo de la gracia, pues con la humildad nos reconocemos pecadores y necesitados del perdón de Dios.7 
            • Integridad: Es decir, de los motivos que nos llevaron al pecado.  Esto ayuda a evitar las confesiones vagas y rutinarias. Cuatro condiciones para mejorarla: Que sea... (Clara, concisa, concreta y completa)
            • Frecuencia: Descubriendo la gran eficacia santificadora de este sacramento, no dejaremos de acudir con frecuencia a él.  Es triste ver almas que no ponen el empeño en recibirlo, dejando que pase el curso de los meses y años, y peor aún, con pecados graves.  Y así, se privan de recibir el gran tesoro espiritual de la santa Comunión por mucho tiempo.
            Desgraciadamente, no pocas veces se suele usar como el “sacramento de emergencia” para poder participar en otros sacramentos. Por ejemplo, confesarse a penas unos minutos antes de contraer Matrimonio;  el confesarse el día de la primera Comunión de su hijo(a) para que “vean que comulgo”.  En fin, tales confesiones, muchas se hacen con poca preparación, con las prisas y el nerviosismo del momento, de tal manera que no pocas de ellas podrían hacerse con dudosa validez.
          c. La satisfacción:  El pecado es un daño moral hacia Dios y al prójimo, por tanto, es necesario hacer lo que esté en nuestra posibilidad para repararlo y restaurar la armonía previa.  Ello se exige en virtud de la justicia.  La absolución borra el pecado pero no arregla y compone todos los desórdenes, efectos del pecado cometido.  Un claro ejemplo; la Confesión perdona el pecado grave de la calumnia, mas, por otro lado, no restituye la reputación manchada del calumniado.  Por eso, hay que reparar, y a esto se le llama penitencia.  No es lo que se ¨paga¨ por el pecado cometido o absuelto, pues la Sangre de Cristo es de valor infinito, y su fruto derramado sobre nosotros es impagable. 
            La penitencia o la satisfacción es el acto final del sacramento.  Ella nos une a Cristo, quien muriendo pagó por nuestros pecados.8  La  impone el mismo confesor. 
5. ¿CUÁLES SON SUS EFECTOS SANTIFICADORES EN EL ALMA?
            Con todo lo antes dicho, es indiscutible la tremenda eficacia santificadora de este sacramento y la importancia que tiene para el alma que aspira seriamente a la santidad cristiana.  Con todo, enumeraremos algunos otros efectos de la Confesión, poderosamente santificadores:9 
a.  Aumento de las fuerzas espirituales y fortaleza: Este efecto es de no poca importancia, pues es de saber que la Confesión nos regala gracias especiales para no volver a caer precisamente en aquellos pecados ya confesados.
            Este incremento de la gracia nos previene de caer ante futuras tentaciones y nos da fortaleza para combatirlas y vencerlas. 
b.  Incremento de la gracia santificante: Como ya lo hemos dicho antes, este es el efecto fundamental de este sacramento, a la par con todos los demás sacramentos.  Este aumento o incremento sobrenatural en la vida de la gracia está en proporción con las disposiciones interiores del penitente. 
c.  Paz interior: Es un efecto muy consolador, pues restablece la rectitud de la conciencia, y vigoriza la inocencia de la libertad de los hijos de Dios.  Esta paz afecta positivamente hasta los rincones más profundos de la psicología humana, como bien enseña la experiencia.
            ¡Cuántos problemas “psicológicos y psiquiátricos” no se resolverían simplemente através de una buena confesión, más que acudiendo de médico en médico, e ingiriendo infinidad de calmantes, ansiolíticos y antidepresivos, sin mencionar la gran cantidad de dinero que hay que emplear! 
d.  Luz interior: Es el efecto de la gracia haber quitado el pecado, que ciega la mente y el corazón. 
            Cuántas luces nos da este sacramento, que una vez perdonados, nos damos cuenta del horror del pecado, de la necesidad de perdonar, de la importancia de los propósitos de cambiar para poder avanzar rápidamente en el camino de la santidad.
            En fin, vemos de manera más clara el peligro de las ocasiones que nos hicieron caer y alejarnos de Dios.10

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