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lunes, 25 de febrero de 2013

Renuncia del Papa. Cábalas y elucubraciones.nº 2

Santa Maria de Baiona diócesis tuy- vigo blogspot.com


comentario de peter seewald  /www.aceprensa.com /+  artículo de  marco tossati /http://vaticaninsider.lastampa.it /miércoles  20 de febrero de 2013
18 DE FEBRERO DE 2013
Seewald, que se entrevistaba con el Papa para preparar una biografía, advirtió que su salud se había deteriorado: “Había perdido oído; no veía por el ojo izquierdo; había adelgazado tanto que el sastre tenía dificultades para ajustarle los trajes. Se mostraba muy delicado, todavía más amable y humilde, muy reservado. No parecía enfermo, pero no se podía ignorar el cansancio que se había apoderado de toda su persona, cuerpo y alma”.

“Nunca le había visto tan exhausto, casi postrado. (...) Mientras dos años antes, a pesar de los primeros problemas de la edad, aparecía todavía ágil, casi juvenil, ahora cada vez que llegaba de la Secretaría de Estado un nuevo dossier, lo sentía como un golpe”. “Soy un hombre anciano y las fuerzas me abandonan”, le dijo Benedicto XVI. “Pienso que basta con lo que he hecho”.

En un encuentro anterior, el pasado agosto en Castel Gandolfo, Seewald le preguntó cómo le había afectado el asunto Vatileaks. “No me dejo llevar por una especie de desesperación o dolor universal, simplemente me parece incomprensible. Aun considerando a la persona (Paolo Gabriele), no puedo entender qué se espera. No logro penetrar en su psicología”, dijo Benedicto XVI. Sin embargo, “sostenía que el suceso no le había hecho perder el rumbo ni le había hecho sentir el cansancio de su puesto, ‘porque siempre puede suceder’”.
 
En el artículo Seewald hace algunas reflexiones sobre Joseph Ratzinger. “Los años le han puesto a dura prueba. Era descrito como un perseguidor, cuando realmente era un perseguido, el chivo expiatorio acusado ante cualquier injusticia”. Pero “nadie le ha oído lamentarse”, ni “nadie le ha oído un comentario negativo sobre otras personas”.

A juicio de Seewald, Ratzinger es “un penador radical y un creyente radical, que en la radicalidad de su fe no empuña una espada, sino otra arma mucho más poderosa: la fuerza de la humildad, de la sencillez y del amor. Joseph Ratzinger es el hombre de las paradojas. Lenguaje moderado, voz fuerte. Mansedumbre y rigor. Piensa a lo grande, pero presta atención a los detalles. Encarna una nueva inteligencia para reconocer y revelar los misterios de la fe, es un teólogo, pero defiende la fe del pueblo contra la religión de los profesores, fría como las cenizas”.
 
Llama que vacila, por Marco Tossati
“En estos días se habla mucho de conspiraciones y de documentos relacionados con la renuncia de Benedicto XVI. Todo es posible, naturalmente. Pero he revisado una serie de apuntes que tomé a lo largo de los años sobre la salud del Papa. Algunas confidencias de gente que lo conoce y que yo había prometido no revelar mientras estuviera en el Trono de Pedro.

Después del anuncio de su renuncia, me siento libre de compartirlos. Al revisar mis papeles, el contexto que surge es el de un progresivo deterioro de su salud y de su energía, un cuadro que justifica absolutamente la difícil decisión que tomó el Papa.

Hace dos años: «El Papa no puede dormir por la noche y no quiere tomar medicamentos. Por eso a menudo tiene un aspecto cansado. Y los que le quieren insisten en que no haya ninguna cita antes de las 17.00, para que se pueda reposar un poco, sobre todo durante los viajes».

Pero los encuentros después del almuerzo no desaparecieron; a partir de las 15.30. El médico, el doctor Polisca, dice que puede continuar pero necesita tranquilidad, sobre todo no hay que perder de vista su presión. Este, ahora, es el principal problema, pues está sufriendo justamente por la presión. Polisca dijo: «cuidado con los aviones. Insisto en que pase el menor tiempo posible en los aviones, porque los peligros nacen ahí».

Y efectivamente parece que pesaron mucho los viajes intercontinentales, por lo que el próximo encuentro en Río de Janeiro por la Jornada Mundial de la Juventud habría sido excluido.

Hace dos años, nuevamente: «Otro problema, durante los viajes, es que se cae de la cama si es demasiado pequeña. En el Valle de Aosta, cuando se rompió la muñeca, fue seguramente porque se cayó de la cama. En Malta le prepararon una habitación bellísima, llena de objetos artísticos y de muebles de época, con una cama napoleónica con su baldaquino, bellísimo, pero muy muy estrecho. No pudo dormir durante toda la noche por el miedo de caer. Y al día siguiente, durante la Misa, se quedó dormido y uno de los asistentes lo despertó rozándole el brazo. “No dormí en toda la noche”, le dijo Benedicto XVI disculpándose».

El biógrafo Peter Seewald confirmó en estos días lo que me encontré en unos apuntes de hace un año y medio: «Está confirmado que casi ya no ve con el ojo izquierdo, y esto acarrea problemas cuando hay escalones y particularmente durante las Misas solemnes cuando tiene que caminar alrededor del altar».

«Se cansa con rapidez», esta afirmación me la encuentro con cada vez más frecuencia mientras voy llegando a mis apuntes más recientes. «Tiene mucha dificultad para levantarse por la mañana; a veces duerme hasta nueve horas de corrido. Porque necesita descansar». Y llegamos casi a los últimos meses. Otoño de 2012: «Se siente débil y lo dice, mientras que antes no lo quería decir». Usa el bastón también en la casa, porque le duelen la cadera y la rodilla derechas.

Seguramente le habrán dado algunas veces cortisona para aliviar el dolor. Los que lo observaban mientras los paseos de la tardecita notaron que antes caminaba, iba a ver las flores nuevas que habían plantado los jardineros; ahora da muy pocos pasos y luego se sienta en la banquita más cercana, como si ya no tuviera energía, ni el estímulo ni la curiosidad para seguir adelante.

Los problemas de salud de Benedicto XVI son bastante conocidos (el ictus de 1992, los marcapasos para el corazón, la presión, el insomnio, la vista, la deambulación); en cambio, son menos conocidos los de su “brazo derecho” el Secretario de Estado, que, desgraciadamente, parece también tener algunos problemas de la vista y, según lo que se murmura en los pasillos vaticanos, fue operado hace algún tiempo en una clínica de unas monjas de Génova”.

Marco Tosatti, vaticanista de ‘La Stampa’, se convirtió tras seguir a Karol Wojtyla [*Nota del editor: Sobre Marco Tossati, periodista y converso gracias a Juan Pablo II:

http://www.intereconomia.com/noticias gaceta/iglesia/marco-tosatti-vaticanista-%E2%80%98-stampa%E2%80%99-se-convirtio-seguir-karol-wojtyla]


Enlace a las dos noticias: y
Nota:
 
Después de leer esas noticias, ¿no pensáis que queda aclarada y  que además confirma la decisión de la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI?  Y... que toda la literatura vertida en los medios durante los días después de la renuncia, son fruto de muy poco amor a la Iglesia y además de cierto rencor contra El Santo Padre? Franja

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