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martes, 11 de febrero de 2014

Nuestra Señora de Lourdes

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

                         Nuestra Señora de Lourdes                       

Se celebra el 11 de Febrero

Nuestra Señora de Lourdes

El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Como queriendo indicar que el cielo ratificaba lo que había hecho en la tierra el Vicario de Jesucristo, el 11 de febrero de cuatro años después (1858), la Virgen María se aparecía a la niña Bernardita Soubirous. Y lo hizo dieciocho veces en total... En la abertura de la roca de Massabielle se alza ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa; "tan bella que cuando se la ha visto una vez, se querría morir para volverla a ver". Vale la pena escuchar a ella misma relatar, con su gran ingenuidad, lo que allí pasó:

"Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. Enseguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. (..) " 
"Entonces se me ocurrió rezar y metí la mano en el bolsillo para buscar el rosario. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas del Rosario (..) Terminado el rosario, me sonrió otra vez, se elevó un poco y desapareció. (..) Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez...

Bernardita Soubirous

Vale la pena recordemos un poco a Santa Bernardita Soubirous. Nació el 1844 y fue la mayor de seis hermanos. Era una chica sencilla, sin apenas preparación ni cultura pues sus padres, sumamente pobres,  no pudieron enviarla a hacer estudios especiales. En la tercera aparición le dijo la Virgen María: "No te haré feliz en este mundo sino en el otro". Y se cumplió. No fue en su vida ni seglar ni religiosa llevada en palmitas como se podría suponer.

El día once de febrero de aquel año 1858 cayó en jueves. Era un día crudo de invierno. Bernardita acompañada de su hermana Toneta y su amiguita Juana, marchan para ver si encuentran leña para calentarse en la lumbre. Su madre le había encargado a Bernardita que, como gozaba de poca salud y se constipaba enseguida, procurase no mojarse los pies. Su hermana y Juana cruzaron el riachuelo. Ella se quedó sola y es entonces cuando llegó la aparición que ya hemos visto relatada de su pluma...
Cuando volvieron Toneta y Juana les preguntó Bernardita: ¿"Habéis visto algo?" Bernardita estaba radiante, y ellas, todo curiosas, le preguntaron: ¿"Y tú, qué has visto?"... Con gran sigilo, y no sin antes hacerles prometer que a nadie lo dirían, les refirió la visión que había tenido... Pero... llegadas a casa todo se descubrió. El calvario que esperaba a la pobre Bernardita no es fácil describirlo en pocas líneas. Le prohibieron volver a la gruta, pero impulsada por una fuerza interior, allí acudió y allí vio a la Virgen dieciocho veces. En la sexta, el 21 de febrero, "dirigió un momento la mirada por encima de mi cabeza, para recorrer el mundo. Después, volviéndola llena de dolor sobre mí, me dijo: "Ruega a Dios por los pecadores". Igualmente, varias veces, después: Penitencia, penitencia. En la undécima, este encargo: Vete a decir a los sacerdotes que hagan construir aquí una capilla,
Y dos días más tarde: Deseo que se venga aquí en procesión.
El 4 de marzo una madre sumerge a su hijo enfermo en el manantial nuevo, que se ha abierto paso al lado de la gruta; y proclama la primera su alegría, al sentir sano a su hijo.
El 25 de marzo "viéndola tan amable, le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a preguntar, y volvió a sonreírse. Insistí de nuevo, y me dijo"Soy la Inmaculada Concepción". El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo con dulzura inefable, inclinó la cabeza en señal de despedida y desapareció".

Santuario de Lourdes (Francia)

Pronto aquel humilde paraje de Lourdes se hizo famoso en todo el mundo. Empezaron a acudir peregrinos venidos de todas partes, hasta ser un lugar de Peregrinación para Europa y otras partes del mundo. No hay duda de que es uno de los Santuarios más visitados y más venerados de todos los continentes. Allí han ido descreídos y han encontrado la fe. Enfermos de cuerpo y de alma, y han hallado la salud para ambas cosas o para una de los dos. Allí se respira una gran devoción, la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, del amoroso perdón y de la actividad de la Mediadora de todas las gracias. Quien la visita una vez sale con el firme propósito de volver una y más veces para poder experimentar la presencia sobrenatural que allí se respira. Son muchos los milagros que desde la Gruta de Massabielle obra la Virgen María a cuantos acuden a Ella.
Cuando ocurre una curación de forma incomprensible, el médico responsable de la peregrinación, da cuenta de ello al doctor encargado de la oficina médica de Lourdes. Si el proceso indagatorio es positivo, el caso es elevado al Comité Internacional de Lourdes, con sede en París, compuesto por unos 30 facultativos de todas las especialidades y pertenecientes a diversas razas, ideologías, nacionalidades y creencias, incluso agnósticos. Y finalmente entra en juego la autoridad eclesiástica. El estudio en cada caso es minucioso, y para admitir el posible milagro, exige cuatro requisitos:

a) Dolencia incurable o curable sólo excepcionalmente.
b) Total ineficacia de los remedios empleados en su tratamiento.
c) Que haya sobrevenido de manera instantánea o casi instantánea.
d) Que haya sido absoluta.

El penúltimo milagro reconocido en Lourdes es el de la religiosa salesiana Luigina Traverso, ocurrida en 1965. Se trata del milagro nº 68 registrado en este santuario del sur de Francia atribuido a la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes. El milagro, agregó la nota del Santuario, fue declarado tal por el obispo italiano Alceste Catella, de la diócesis de Casale Monferrato, donde vive la hermana sanada. Cuando visitó Lourdes en 1965, sor Luigina Traverso sufría una "ciática paralizante en meningocele", grave, paralizante y dolorosa enfermedad por la que había sido operada sin éxito en múltiples ocasiones. Su curación inexplicable, completa y permanente fue presentada en julio de 2010 ante la Oficina de Constataciones Médicas que examina las supuestas curaciones que se declaran tras la visita al santuario mariano, informaron medios católicos. La religiosa, que en 1965 viajó en camilla a Lourdes y volvió a Italia por su propio pie, dijo haber sentido un "fuerte calor" en el cuerpo y el deseo de levantarse cuando pasó el celebrante con la hostia consagrada.

El último milagro reconocido, el nº 69, es el de Danila Castelli, italiana, esposa y madre de familia, quien comenzó a sufrir de "graves crisis hipertensivas espontáneas" en 1980, a los 34 años.  En 1989, durante una peregrinación a Lourdes, Danila salió de las piscinas del santuario sintiendo "un extraordinario bienestar".

Unos meses más tarde, la italiana dio parte de su curación a la Oficina de Constataciones Médicas del santuario. Pasaron los años y se constató que la curación era realmente duradera, con 5 reuniones en la Oficina en 1989 y en 2010.
Ese año la Oficina concluyó que "la señora Castelli estaba curada, de manera total y duradera, desde su peregrinación a Lourdes en 1989, de la enfermedad de la que sufría, y esto sin que tenga relación alguna con las cirugías o los tratamientos".
Su recuperación fue certificada como "inexplicable en el estado actual de los conocimientos científicos."

Entre las más de 7.000 curaciones que han tenido lugar en Lourdes en más de siglo y medio, sólo 69 se han reconocido oficialmente hasta 2013.

LOS PREMIOS NOBEL Y LA VIRGEN DE LOURDES

El debate sobre las apariciones y las curaciones en Lourdes lleva décadas produciéndose y las burlas y críticas de los ateos más beligerantes contrastan con el respeto y consideración de profesionales de reconocido prestigio ante un fenómeno religioso que no deja indiferente a nadie.
Es el caso del Premio Nobel en Medicina y Príncipe de Asturias, Luc Montagnier. Este médico francés es conocido por haber descubierto el virus del VIH así como por otras importantes aportaciones a la ciencia. Y resulta muy interesante conocer la opinión de este reconocido científico y exdirector del Instituto Pasteur precisamente sobre Lourdes, un lugar que exige tener una gran fe. Este hecho quedó acreditado en un libro que recogía los diálogos entre Montagnier y el monje cisterciense, Michel Niassaut, titulado el Le Moine et le Nobel. En un momento dado de la conversación salió a relucir las curaciones inexplicables en Lourdes. ¿Qué opinaría un Nobel de Medicina no creyente sobre este asunto? Su respuesta significaría un ejemplo de coherencia para el mundo de la ciencia. "Cuando un fenómeno es inexplicable, si realmente existe, no hay necesidad de negar nada", afirmaba de manera tajante Luc Montagnier. En este sentido, el Nobel de Medicina aseguraba que "en los milagros de Lourdes hay algo inexplicable"
Además, Montagnier afeaba la conducta de algunos compañeros suyos y decía en este libro que "muchos científicos cometen el error de rechazar lo que no entienden. No me gusta esta actitud. A menudo cito esta frase del astrofísico Carl Sagan: ´la ausencia de prueba, no es prueba de ausencia´".
Sin embargo, Montagnier no es el único Premio Nobel que tiene una relación con Lourdes. Mucha más profunda fue la de Alexis Carrel, Nobel en Medicina en 1912. De hecho, su relación con estas curaciones le llevó incluso a la conversión al catolicismo.
En 1903 Carrel era un joven médico ateo. Un compañero que iba a acompañar como doctor a un grupo que peregrinaba a Lourdes no pudo asistir y le pidió que fuera él quien le sustituyera. Accedió a ir para comprobar personalmente la falsedad de los milagros que se atribuían a aquel lugar. Pero allí justamente asistió personalmente a uno de ellos, hecho que le cambió la vida.
Visitó a una mujer moribunda a causa de la tuberculosis. Observó y analizó todos los síntomas. Sin duda, moriría pronto. El milagro se produjo ante sus ojos. Salió de las piscinas y todo había desaparecido. Ese hecho produjo su conversión, la cual narró en un libro que supuso un escándalo para el naturalismo escéptico dominante en aquel momento en Francia.

 
ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré como vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo…(dígase el nombre del enfermo/a). Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más, alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.

Virgen de Lourdes, ¡ rogad por nosotros !.
Consuelo de los afligidos, ¡ rogad por nosotros !.
Salud de los enfermos, ¡ rogad por nosotros !.
Rezar tres Avemarías.

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