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viernes, 3 de agosto de 2012

Un hombre iba por un camino

Un amigo me lo ha mandado
 y yo lo he arreglado
 para hacerlo más asequible. 
Gracias, amigo Andrés.


Un hombre iba por un camino
Un hombre iba por un camino con un pesado costal de papas (patatas)  sobre sus espaldas.
Caminaba lenta y sufridamente. Dios, que lo veía, le preguntó: "¿Hacia dónde vas con ese costal de papas (patatas)?".
El hombre miró hacia el cielo y le respondió insolentemente: "¿Por qué me preguntas si tú lo sabes todo?"….Y siguió su camino.
 
En otro lugar, alejado de allí, otro hombre iba cargando una carretilla llena de ladrillos. Dios, que lo veía le preguntó: "¿Hacia dónde vas con esa carretilla?" .
El hombre respondió: "Voy al pueblo".
Dios le dijo: "¿Quieres que te ayude con esa carga?".
El hombre le contestó: "Puedo solo"...
Un  poco  más allá, un hombre iba cargando un montón de leña atada con una cuerda. Dios, que lo veía, le dijo: “¿Hacia dónde vas con esa leña?“.
El hombre respondió: "La llevo a mi casa al otro lado de ese cerro".
Dios le dijo: ¿quieres que te ayude?".
El hombre, accedió y Dios tomó la cuerda y cargó la leña. Poco habían caminado, cuando el hombre le quitó la leña a Dios y la volvió a cargar él mismo. Dios siguió caminando a su lado y un kilómetro más adelante, el hombre se la volvió a entregar para que Él la cargara. Pero nuevamente más adelante, el hombre se la volvió a quitar y la cargó nuevamente  y así siguió a lo largo del camino...
En otro lugar, muy lejos de allí, otro hombre iba por un camino llevando un pesado costal de arena. Dios, que  lo veía, le dijo: "¿Hacia dónde vas con ese costal de arena?".
 El hombre respondió: "Tengo que llevárselo a mi patrón, que vive a 5 Km. de aquí".
Le dijo Dios: "¿Quieres que te ayude?".
El hombre sonrió y le dijo: "¡Oh sí Señor, yo ya no puedo con esta carga!" y se la entregó. Siguieron caminando y el hombre le iba contando a Dios alegremente de su vida, de su familia y de su trabajo. Le hacía preguntas, le pedía opiniones, en fin, el hombre y Dios avanzaban por  el  camino conversando y conversando, hasta que llegaron a su destino. El hombre ya no se había acordado más de su carga. El Señor mismo cumplió la encomienda de entregársela al patrón de aquel hombre.
El hombre  agradeció mucho la ayuda y el Señor le dijo: “No te dejaré ni te desampararé, siempre que me necesites, estaré contigo”.
  Reflexión
¿Con cuál de estos cuatro hombres te identificas?
  • ¿Eres como el primero que cuando tienes problemas, no tomas en cuenta a Dios?...
  • ¿Eres como el segundo hombre, orgulloso y soberbio, que no acepta la ayuda de nadie?
  • ¿Eres como el tercer hombre, que entrega su carga a Dios, pero en realidad su fe es escasa y decide volverla a cargar él solo? …
  • ¿eres como el cuarto hombre, que mantiene una buena relación con Dios y humildemente y con alegría, acepta Su ayuda y se olvida de su carga hasta el final del camino, porque confía en que  Él tiene el poder para librarlo de esa carga, al punto de que  ya no tener que preocuparse más por ella?...
Quizá cuando estás en problemas acudes a Dios, le pides, le imploras y  hasta lloras, pero no sueltas tu carga.
Sigues soportando y sufriendo, en constante afán. Solo cuando voluntariamente le entregues esa carga, Él la tomará y la cargará sobre Sus hombros.


Sigue el ejemplo del cuarto hombre, mantén una buena relación con Dios, deja que Él te ayude con toda tu carga y descansa en Él, esto quiere decir que ya no vas a seguir angustiado, porque tu problema está en Sus manos. Ya no vas a sentir su peso, ¡porque ese peso lo está llevando el Señor!

¿Cuál es tu carga?... ¿Decepción, traición, resentimiento, abuso, abandono, soledad, tristeza, injusticia, dolor, adicciones.. .?

Justamente ayer  me encontraba conversando  con  un  amigo sobre "nuestros  problemas" que  basicamente eran problemas de dinero, cuando de casualidad llegó otro amigo que  nos  contó  que  su  hija mayor  estaba con un cáncer  incurable, y  lo  único  que nos quedó  fue  mirarnos  el  uno  al otro  y  comprender  que nuestra carga no  pesaba nada comparada con la de él.

Cualquiera que sea tu carga, no importa el tiempo que la llevas sobre tu espalda, Jesús te dice:
“Venid a Mi a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mateo 11:28)

¡NO  LE DIGAS A DIOS LO  GRANDES 
QUE  SON TUS PROBLEMAS!.. .
¡DILE A TUS PROBLEMAS 
LO  GRANDE QUE ES TU  DIOS!
Confeccionó Franja 

1 comentario:

Ana Lloréns dijo...

el no soltar la carga es una falta de Fe, asi lo veo yo en como actuo ante las contrariedades... pero intento apoyarme, se que debo confiar mas... a veces resulta dificil y se ve todo negro, porque nuestros tiempos no son los suyos... pero su camino es el correcto aunque parezca duro, se ve cuando llegamos a la meta.
Gracias D. Javier por sus artículos

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